EL MANDATO DE MORENO

Por María Herminia Grande
El mandato de Moreno

Aunque cueste percibirlo, salvo para la obligación de ciertos organismos oficiales, estamos a muy pocos días de que nuestra patria cumpla sus primeros 200 años. Quiérase o no, todo cumpleaños implica la posibilidad de un balance. Lo primero que se observa es que la coyuntura quita entusiasmo al logro de los 200 años. La Patria es mucho más que un gobierno, sea el actual o cualquier otro. Argentina atraviesa hoy un proceso de naturalización de todo lo que produce. Así como los más estrepitosos escándalos se agotan en pocos días, los logros pasan casi desapercibidos. Y si de logros hablamos, Argentina ha nacido a la vida del mundo aportando a él a través de sus hijos: talento y conocimiento. Ambos recursos obtenidos gracias al tesón de hombres visionarios que apostaron desde sus gobiernos a la educación, a la formación, al conocimiento, en forma inclaudicable. Otros se dedicaron a construir el andamiaje de la institucionalidad. La causa de la unidad nacional fue motivo de batallas, las pocas que se desarrollaron en nuestro suelo. Tuvo su Carta Magna, la cual se fue adecuando a las necesidades de los tiempos. Desde su principio la patria contó con hombres a los cuales la coyuntura no les impedía diseñar y construir el proyecto de las futuras generaciones. Por eso concebían desde el inicio mismo una patria grande latinoamericana. Por eso Belgrano, observando el Puerto de Rosario, elucubraba sobre el valor agregado que debía añadirse a nuestros primeros commodities exportables. Y junto con ello pensaba en el derecho a la libertad para todos los pobladores de este suelo. Cada tiempo tiene su forma de esclavizar, el presente no es una excepción. Cuando esto ocurre, falla la política. Con la conformación de los partidos políticos y con sus representantes en el Congreso de la Nación, se fue completando la estructura jurídica de una patria que permitiese convertir a sus habitantes en ciudadanos. Es verdad que en un mismo sillón se sentaron gobiernos de enorme trascendencia así como otros de verdadero horror. Pero también es cierto que a partir de las últimas décadas del siglo XX la democracia es el punto afín, indiscutible. Sus gobiernos son los que están en deuda.

Decía Mariano Moreno en mayo de 1810: "El gobierno antiguo nos había condenado a vegetar en la oscuridad y abatimiento, pero como la naturaleza nos ha criado para grandes cosas, hemos empezado a obrarlas, limpiando el terreno de tanto mandón ignorante". Se vuelve imprescindible empezar a obrar ante tanto mandón ignorante. No es la democracia la que tiene la culpa de que los chicos coman de los tachos de basura. No es la democracia la culpable de las sucesivas corrupciones, que por sucesivas parecen anestesiar la conciencia y el asombro de la gente. No es la democracia la culpable de las abismales diferencias sociales que hoy existen en nuestra Argentina, la que alguna vez fue sinónimo de clase media.

Sólo por un momento vuelvo a este hoy, al de la coyuntura: sería procesado el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri y ratificado su procesamiento por la Cámara Federal. El gobierno nacional no hace ajustes pero permite que la inflación los haga. En el primer trimestre de este año 3.800 millones de dólares se fueron del país. Provincias como Santa Fe, La Pampa, San Luis, Santa Cruz, Santiago del Estero y la ciudad de Buenos Aires quedan fuera de la consideración del decreto presidencial de creación del Fondo de Desendeudamiento, por haber actuado con corrección en sus cuentas (pareciese que este Fondo fue hecho como "traje a medida" para el gobernador Scioli). Los ministros de educación de las provincias argentinas se reúnen para acordar la no sanción y el reconocimiento casi con estatus de fecha patria, a la gran rateada nacional. Son los mismos ministros que minimizan la conducta de alumnos que concurren a las aulas armados. ¡Qué lejos están de los maestros que nos formaron en la escuela pública! La inflación se desacelera al compás del consumo.

En la Argentina de mayo de 2010 piqueteros con caras cubiertas ganan la calle. No revolucionarios con cintas azules y blancas.

Dice el educador van Gelderen: “Cuando se produce un fracaso escolar, lleva al desfase humano, y el desfase humano lleva la juventud a la calle, la calle lleva a la droga, la droga lleva al delito”. El desfase humano producto de la falla educativa, de no corregirse, anarquiza en el tiempo a la sociedad.

Transcurren horas en las cuales pareciese que “el gobierno antiguo nos condena a vegetar en la oscuridad y abatimiento”. Pero también Moreno nos alienta a recapacitar diciéndonos que está en nuestra naturaleza la creación de grandes cosas. Hoy esas grandes cosas pasan por el íntimo reconocimiento de quiénes somos, cómo somos, de qué somos. Así, como sociedad, ¿somos felices? Si la respuesta es negativa, sólo debemos recordar nuestros orígenes y asirnos al mandato de Moreno, que nos señala la calidad de actitud que debemos tener ante las adversidades. Nuestra patria merece en su cumpleaños el compromiso ciudadano de luchar hasta volver a ser hogar abierto para los hombres de buena voluntad que quieran habitarla…