La luna se arrodilla junto al Lago Leman y tu sombra se pierde en la penumbra de una página de oro. Absuelto de la alegría y de la lágrima el cuerpo se purifica de sobornos. (Alfredo Lemon, poeta argentino, en su obra Jorge Luis Borges, 14 de junio de 1986; publicada en el libro Cuerpo Amanecido, Editorial Lerner, 1988.) Desde las terrazas del hotel La Reserve, junto al inmenso lago Leman, puede entenderse por qué Borges y Chaplin y Freddie Mercury y Richard Burton y tantas otras celebrities murieron enamoradas de Ginebra. Si bien Voltaire y Lord Byron se habían deslumbradoprimero, fue Borges, nuestro Borges, el único que logró apreciar esa belleza inabarcable aún más allá de lo que está a la vista.
"De todas las patrias íntimas que un hombre trata de merecer durante sus viajes, Ginebra me parece la más propicia a la felicidad. A ella le debo el haber descubierto, desde 1914, el francés, el latín, el alemán, el expresionismo, Schopenhauer, la doctrina de Buda, el taoísmo y la nostalgia de Buenos Aires", escribió el autor de El Aleph, como anticipando su decisión de ser enterrado allí, que fue su modo de partir lo más feliz posible.
"De todas las patrias íntimas que un hombre trata de merecer durante sus viajes, Ginebra me parece la más propicia a la felicidad. A ella le debo el haber descubierto, desde 1914, el francés, el latín, el alemán, el expresionismo, Schopenhauer, la doctrina de Buda, el taoísmo y la nostalgia de Buenos Aires", escribió el autor de El Aleph, como anticipando su decisión de ser enterrado allí, que fue su modo de partir lo más feliz posible.
Invitada a disertar en la OIT, donde se ocupó de dar por muerto el trabajo en negro en la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner decidió alojarse en La Reserve, un spa único que se promociona como "sinónimo de bienestar y belleza" y ofrece, sin distinción desexos, "un programa completo para recobrar o mantener la firmeza del cuerpo", a saber:
- Tres tipos de tratamientos para el rostro y los tejidos corporales: La Prairie, Cinq Mondes y Thalgo. - Manicuras y belleza de los pies.
- Aromaterapia, aguas floreales. - Baños con esencias, con aceites, algas, miel y jalea real; baños de luces.
- Masajes para adelgazar (crema de café de Brasil), ayurvédicos y chinos (Tui-Na).
- Conseguir el peso ideal con los sistemas Skin Tonic y Alice.
Las promociones para cuatro días y cuatro noches (el tiempo que pasó Cristina, nuestra Cristina, en el hotel) van de los US$ 611 diarios (en una habitación single categoría ejecutiva) a los US$ 1.817 por noche (en la inolvidable Lake Suite).
Las suites presidenciales, Savana y Palmar, son de 122 metros cuadrados. Miran al parque. Tienen salón privado; comedor para 10 personas; cocina equipada; baño con bañera, jacuzzi y ducha separados; baño para invitados... e incluyen la posibilidad de añadir una o dos habitaciones comunicadas.
En La Reserve hay tres restaurantes: el tipo francés Le Loti (sublime el lomo de salmón de Escocia a las hierbas amargas, US$ 28); el chino Le Tse Fung (US$ 56 el menú más liviano, llamado Jade); y el naturista Santé. También un open bar, cuyas principalesatracciones son los tragos frutados y los DJ en vivo, todas las noches, ideales para quemar algunas grasas si no hubo tiempo durante el día para el fitness, las piscinas, los saunas o los baños turcos, todos de primera.
Los vinos del castillo Cos D'Estournell son la delicia de La Reserve. Es posible degustarlos en la propia bodega o hasta embarcados en el lago. ¡Olalá!
La Primera Dama y eventual futura presidenta viajó a Suiza acompañada por Miguel Núñez, un verdadero vocero sin voz, ya que jamás habla. Tal vez hubiera sido ilustrativo que esta vez rompiera ese extraño molde y explicara por qué Cristina se alojó en un spa a 5 kilómetros de Ginebra y no en un hotel más próximo al Palacio de las Naciones, sede de la OIT. ¿Se sentirá estresada y fuera de línea? Si así fuera, muy bienhecho. ¿O alguien quiere arriesgarse, si al final resulta Pingüina y no Pingüino, a tener una mandataria malhumorada porque, entre tantos desvelosestratégicos, se ve gordita?
La inquietud que Núñez ni ninguno de sus superiores respondieron esconde, además, un costado ideológico.
Ahora que se habla tanto del pasado, estaría bueno no olvidar que, por tirar bolas de nieve en Davos, María Julia Alsogaray empezó a pasar a la historia como ícono de la ostentación menemista.
Davos también queda en Suiza.
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