
INFLACIÓN, SUBSIDIOS, FUGA DE CAPITALES
La economía K sigue el camino de Grecia
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Por Guillermo Cherashny
Esta semana, tanto Néstor Kirchner como la Presidente criticaron duramente al ajuste que aprobó el actual gobierno griego y lo compararon con la experiencia de Fernando de la Rúa del 99 al 2001. Al mismo tiempo, Amado Boudou y Julio De Vido criticaron duramente a Adolfo Rodríguez Saá por su decisión de declarar el default, porque así lo deseaba el Fondo Monetario Internacional y el gobierno de los EEUU. Éstos no quisieron ayudar a De la Rúa-Cavallo, a los que les negaron cualquier paquete de ayuda después de haberla implorado durante todo el 2001. Ann Kruguer, la ex vice del FMI exigía devaluar, pero no ofrecía ayuda posterior. Así es que el gobierno duró hasta que pudo y el puntano tuvo que reconocer una realidad: que el Estado argentino no podía cumplir con los compromisos internacionales. Pero el entonces gobernador de San Luis -provincia que mantiene desde hace 23 años con superávit fiscal- no quiso devaluar al igual que después Kirchner. Pero cada vez que hay un default viene indefectiblemente la devaluación, que en el 2002 condujo Eduardo Duhalde quien, con la pesificación, quiso salvar a los centenares de miles de deudores hipotecarios y recuperar la soberanía monetaria. Pese al desprecio de los Estados Unidos y el FMI, en el segundo trimestre, aun con marchas callejeras y ataques a los bancos, el país salió de la recesión. Al mismo tiempo las materias primas agropecuarias subieron su precio a más del doble por el crecimiento de la demanda de los gigantes asiáticos China e India. Así fue que el verano del 2003 fue dominado por una reactivación importante que permitió que el entonces candidato del duhaldismo se impusiera. Y fue el primer presidente desde la vuelta de la democracia en 1983 que recibió una economía en crecimiento y con una entrada de dólares que no se veía desde principios de siglo.
La oportunidad perdida
Kirchner aprovechó el viento de cola para que la Argentina tuviera superávit fiscal y comercial por varios años. El fiscal duró hasta el 2008 y el comercial se fue gracias a la fuga de capitales y la prohibición de importaciones del 2009. Las tarifas de transporte de gas y electricidad congeladas y pagadas con subsidios públicos y la corrupción más grande de la historia completaron el cuadro. Se creyó que esto era para siempre y se despilfarró todo.
Ahora el FMI dice con razón que este 2010 la Argentina tendrá un déficit fiscal del 3,5% y analistas locales serios estiman la inflación de este año del 30%, por el desborde del gasto público, de la emisión monetaria y por la corrupción estructural.
Así las cosas, en el 2011 el déficit fiscal será del 7%. Y si ocurre algo improbable pero no imposible, como que Kirchner vuelva a ganar en el 2012, estaremos como Grecia actual y el ajuste será inevitable, le guste o no le guste a la mayoría de la clase política y la corporación periodística.
El gobierno ya ajusta por inflación la carne y la leche por las políticas equivocadas que terminaron disparando los precios y así ocurrirá con todos los demás precios de la economía. Como los ajustes no son voluntarios, las consecuencias del actual desfasaje de la variables macroeconómicas lo impondrá la realidad. La pregunta del millón es si le explotará a CFK antes de que deje el poder o a su sucesor, que no será ningún Kirchner.
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