EL PERRO Y SAL LARI

SAL LARI, UN JUEZ CERCANO A VERBITSKY, EN PROBLEMAS

Sin rumbo, Garré intenta mostrarse moderada

Por Guillermo Cherashny

La gestión de Nilda Garré al frente del Ministerio de Seguridad no sólo trajo más inseguridad de la que había antes sino que, además, se contradice permanentemente. Así fue que afirmó días atrás que los comisarios recaudan con todo tipo de delitos, para decir luego que “lo dicen los vecinos” y finalmente modular con la frase de que “hay algunos malos comisarios”, después de haber echado a cerca de 50 de ellos.

No obstante, en el medio de toda esta incoherencia, una parte del discurso de Garré es monolítico: siempre dice que la Federal -y no la delincuencia- es el principal problema de la inseguridad que azota al país. En materia salarial, la ministro no aboga por un sueldo mínimo de 4.000 pesos (es lo menos que pueden ganar dada la peligrosidad de su trabajo) para que los agentes pudieran tal vez hacer menos adicionales y no estar 18 horas seguidas despiertos, lo que afecta su capacidad para combatir el delito.

Un juez garantista en problemas

Un paso adelante fue el fracaso de Horacio Verbitsky en impedir el juicio político del juez de garantías de San Isidro Rafael Sal Lari, que fue suspendido en su cargo acusado por excarcelar delincuentes sin fundamento alguno. También está señalado por tener a un inocente ocho meses preso. Sal Lari es un claro ejemplo de los magistrados abolicionistas de la provincia de Buenos Aires y de la Capital que dejan en libertad a delincuentes peligrosos que después vuelven a delinquir, haciendo que las dos policías trabajen con los brazos caídos. Mirada con aprensión por sus subordinados debido al maltrato y acusaciones varias a las que los somete, le va a ser muy difícil a Garré el combate contra la inseguridad. Combatir al delito sin la policía es una receta condenada al fracaso, por lo cual la ministro trata de disimular su crítica situación asumiendo el rol de comisario, por ejemplo, dirigiendo personalmente el desalojo de la ex bodega Giol.