jueves, 16 de agosto de 2012
UNA ATINADA Y SABIA ENSEÑANZA DE LOS KIRCHNER
Es difícil encontrar en el gobierno de los Kirchner una medida gubernamental que no haya originado polémica, malestar o franca oposición.
Probablemente se lo podría calificar, comparándolo con los últimos gobiernos, como una administración desprolija e impredecible, llevada por impulsos personalistas, autoritarios y viscerales, muchas veces de mala fe, que por sus consecuencias y errores, compromete y condiciona al país por muchos años en el futuro.
A la pésima gestión especifica de los actos gubernamentales, se suma el haber desperdiciado y perdido irresponsablemente una oportunidad única, por la coyuntura totalmente favorable para el despegue del país, por la situación propicia que presentaba y aún presenta la economía mundial.
Además en estos casi diez años de gestión kirchnerista, uno de los aspectos negativos más salientes y característico del gobierno, es la descomunal corrupción oficial existente en prácticamente todos los niveles gubernamentales.
En otras palabras este gobierno, para decirlo claramente y en pocas palabras, es una verdadera página negra en nuestra Historia. Hubo muy pocos aciertos o aspectos positivos. La mayoría de los analistas políticos estiman un horizonte negro e incierto, y con un final incierto, impredecible y con altas probabilidad de violencia política.
Pero el objetivo de esta nota es rescatar, dentro de tantos errores y dislates, un slogan del kirchnerismo que considero muy positivo y que deseo fervientemente que se haga carne en nuestro pueblo: “MEMORIA, JUICIO Y CASTIGO”.
Como la mayoría de los argentinos saben esta frase constituye una de las banderas políticas del oficialismo, desde el mismo instante en que asumieron el poder el 25 de Mayo del año 2003.
Es muy difícil que alguien pueda estar en desacuerdo con este slogan. Pero lamentablemente los Kirchner, como muchas otras cosas, lo han aplicado mal. Lo utilizaron con fines políticos, con un enfoque parcial y sesgado por el resentimiento, el odio y la venganza, contra los militares y aquellos que vencieron en la guerra contrarevolucionaria que sufrió el país por el ataque de grupos castro-lenilistas que buscaron la toma del poder mediante la violencia, utilizando técnicas revolucionarias del castro comunismo.
Pero el slogan, adecuadamente utilizado, refleja parte de la esencia de una sociedad en la cual impera la Justicia, un valor que es absolutamente indispensable para lograr una sociedad y democracia sana y vigorosa.
Lo que se quiere destacar es que, el slogan de referencia, también puede aplicarse para recordar la expresión final con que se termina la formula que se utiliza cuando se les toma el juramento a los funcionarios en el momento en que asumen sus cargos: “…QUE DIOS Y LA PATRIA SE LO DEMANDEN”.
Frase muy conocida y muy raras veces empleada por casi todos los gobiernos. Pero pareciera que suena casi como una frase hueca y simplemente retórica.
En otras palabras, la consabida frase es un expreso recordatorio, casi una advertencia, en la ocasión del juramento del funcionario, que de no cumplir adecuadamente con honestidad, probidad y responsabilidad el desempeño en su cargo, el funcionario tendrá consecuencias no solo ante Dios, sino ante la sociedad a la cual juró servir con su esfuerzo y trabajo.
Es sabido que los actos y decisiones políticas no son justiciables. Pero si en cambio, cuando el funcionario trasgrede la ley. En esos casos deberá responder por sus actos ante la Justicia.
A los Kirchner el tiro les salió por la culata. Como siempre, no pensaron. No pensaron que este slogan podría aplicarse también a su desempeño gubernamental, a los de su corrupto elenco y a otros “amigos” del poder. En otras palabras, con ese slogan, seguramente no debe haber sido, ni en su deseo ni en su intención, nos dicen que tengamos memoria, juicio y castigo de… su gestión.
Dicho de otra manera que no haya IMPUNIDAD.
Esta sabia recomendación de los Kirchner no debe caer en saco roto. Si los argentinos queremos cambiar las cosas en el futuro debemos por una vez por todas investigar y sancionar a aquellos sospechados de corrupción cuando dejen sus fueros y la impunidad de sus cargos.
Es absolutamente necesario erradicar la corrupción, si queremos alguna vez ser un país en serio. Fundamentalmente, la corrupción de los gobernantes y la de los funcionarios del Gobierno y del Estado.
Observemos que el corrupto gobierno de Menem, tiene solamente un o dos condenados pese a la inmensa cantidad de sospechas de corrupción y de delitos cometidos. El mismo Menem cambió su propia impunidad por el apoyo al oficialismo, su encarnizado adversario.
La corrupción de los Kirchner tiene una característica distintiva, no solo es tremendamente escandalosa, sino que es absolutamente descarada. Se realiza en casi todos los niveles y prácticamente en la cara y a sabiendas de millones de argentinos. Los “negociados” con los “amigos del poder” son verdaderamente obscenos y groseros.
Hay cientos de ejemplos que sería largo de enumerar. Empezando con uno de los más emblemáticos: la desaparición de los Fondos de Santa Cruz, probablemente el caso más grave de toda la Historia Argentina, la valija de Antonini Wilson, la droga de Southern Winds, las coimas de Skanska, los sobreprecios en la construcción —que estallaron con la empresa de construcción de viviendas de las Madres de Plaza de Mayo, hasta el increíble enriquecimiento de los gobernantes y funcionarios en general, encabezado por la presidente Cristina de Kirchner.
Es notable que en una mandataria tan verborrágica como Cristina, que basó su gestión en sus embates orales, nunca pronunciara durante sus dos mandatos, la palabra “corrupción”. Un verdadero caso de análisis psicológico.
Si queremos tener un buen punto de partida para encarar el camino de grandeza que nos merecemos, debemos terminar con la impunidad de los gobernantes y funcionarios. Y el momento adecuado es cuando el kirchnerismo, seguramente el gobierno más corrupto de nuestra Historia, deje el Poder.
Nos es más que aplicar el slogan gubernamental de los Kirchner: “Memoria, juicio y castigo” y la frase final en la toma de los juramentos de los funcionarios: “…que Dios y la Patria los demanden.”
El combatir contra la impunidad es esencial y debería estar como aspecto prioritario, en todas las plataformas de los partidos políticos. Solo así sería posible la reconstrucción y profundización del estado constitucional democrático del país y recuperar la calidad institucional destruida por el kirchnerismo.
15-Ago-12 Dr. ALFREDO RAÚL WEINSTABL
alfredo@weinstabl.com.ar
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