KIRCHNERISMO GLORIAM

La Nueva Provincia - 17-May-10 - Opinión

http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/17/05/2010/a5h035.html

OTRAS VOCES
"AMKG"

por Rolando Turpaud

Los jesuitas tienen como divisa "Ad majorem Dei gloriam", que puede traducirse como "para la mayor gloria de Dios", que bien puede aplicarse al kirchnerismo, cuya divisa podría ser "Ad majorem kirchnerismo gloriam", cuyas siglas serían AMKG; es decir que, para este gobierno, todo vale, siempre y cuando sirva para acumular poder.

En efecto, desde sus comienzos, el kirchnerismo, llámese Néstor Kirchner o Cristina de Kirchner, ha actuado con el exclusivo propósito de acumular poder, sin importarle en absoluto los intereses de la Argentina; a menos que coincidan con los suyos, como es el caso de mantener y aumentar el doble superávit comercial y fiscal, medida ya iniciada por el ministro de Economía Lavagna, durante el interregno de Eduardo Duhalde, y que, además de ser una disposición muy acertada para los intereses del país, permiten al gobierno, en este caso y manejando la coparticipación a su antojo, establecer un sistema de premios y castigos para recompensar a los "buenos" (léase sumisos al gobierno, gobernadores, senadores y diputados e intendentes) y sancionar a los "malos" que osan actuar de acuerdo con sus propias convicciones en el interés de sus representados.

La transversalidad, una invención kirchnerista para destruir los partidos políticos, les sirvió, justamente, para dominar la escena política argentina.

Ese otro mamarracho político bautizado con el nombre de "candidaturas testimoniales" por el kirchnerismo tiene el mismo objetivo.

La coyuntura internacional extremadamente favorable para los países exportadores de commodities , como la Argentina, aprovechada por nuestros capaces y laboriosos productores agropecuarios y agroindustriales, produjo un extremadamente rápido crecimiento económico. Que la coyuntura económica ha sido un factor esencial del desarrollo de nuestro país lo demuestra el hecho de que la mayor parte de las naciones latinoamericanas han experimentado simultáneamente, en los últimos años, una notable mejoría de sus ingresos, aunque a tasas algo inferiores a la argentina.

Naturalmente que los Kirchner, cuyo fuerte no es, ciertamente, la modestia, se atribuyen todo el mérito de ese crecimiento, cuando, en realidad, se han limitado a "surfear" la ola de prosperidad que beneficiaba a la región, con la consiguiente creación de puestos de trabajo.

Independientemente del cambio de la coyuntura internacional, con menor demanda y, por consiguiente, menores precios para las exportaciones argentinas e, inclusive, de la sequía, ya desde el año último asomaban grietas en el "modelo" kirchnerista. En efecto, y a pesar del "maquillaje" del INDEC (otra treta kirchnerista para retener el poder), todos los indicadores independientes, incluyendo a la iglesia Católica argentina, muestran que la pobreza ("mi constante preocupación son los pobres", ha dicho la presidenta) ha comenzado nuevamente a aumentar, desde hace más de un año, y ha alcanzado un nivel "escandaloso" en la Argentina, según el mismísimo Papa y la iglesia Católica de este país, alcanzando, aproximadamente, a más de un tercio de la población.

Y la desigualdad socioeconómica, ligada estrechamente al aumento de la pobreza, es aun más elevada que al comienzo de la década del 90, puesto que el ingreso de los asalariados representa un porcentaje menor del PBI en la actualidad que en aquella época: 35% contra 40%. Todo ello en contraste con el discurso oficial, que nos dice que el propósito de este gobierno es una más justa distribución de la riqueza y todo ello a pesar de que los superpoderes que le otorga la mayoría oficialista en el Congreso dan las facultades al gobierno para hacer algo efectivo y no meros discursos de corte populista, para atenuar la marcada desigualdad económica que caracteriza a la sociedad argentina.

Sin ir muy lejos, Brasil ya está en camino de eliminar la pobreza extrema y el hambre que caracterizaban a ese país, al punto de conocérselo, hace algunos años, como Belindia; es decir, una combinación del altísimo nivel de vida de Bélgica con la más extrema pobreza de India.

Las medidas populista y efectistas del kirchnerismo, siempre con el propósito de acumular poder, podrían definirse como de "pan para hoy y hambre para mañana". Tal es el caso de "defender la mesa de los argentinos", como dijo Néstor Kirchner, cuando cerró la exportación de la carne para bajar su precio, que está trayendo como consecuencia desalentar su producción, al punto de que Brasil y aun Uruguay nos están superando en ese rubro; al margen de que, dentro de poco, si no se revierten esas medidas, la Argentina pasará de ser un país exportador de carne a uno importador.

Caso similar es el de la energía: Al congelar las tarifas de electricidad, gas y derivados del petróleo, otra típica medida de corte populista, el gobierno de Kirchner desalentó la exploración y explotación de nuevas fuentes de energía, con lo que estamos pasando de país exportador a importador, sin que el Estado haya reemplazado a los privados en estas actividades.

Nuevamente, Brasil, con su pujante empresa mixta Estado-privados, Petrobras, nos muestra lo que se puede hacer en este rubro básico para la prosperidad de un país.

Y así en todo: durante el kirchnerismo, se ha hecho poco y nada en obras de infraestructura, tales como reconstruir el ruinoso estado de los ferrocarriles, construir a gran escala rutas pavimentadas, desarrollo de la energía eólica y/o biocombustibles, para lo cual la naturaleza nos provee magníficas oportunidades, con nuestros vastos campos de suelos fértiles, variedad de climas, con vientos constantes, sobre todo en la Patagonia; grandes extensiones planas, ideales para el transporte ferroviario.

Otro tanto se puede decir del desperdicio de nuestros recursos humanos, porque nuestros excelentes técnicos y científicos emigran, por no tener oportunidades en su propio país.

Y después del desastre electoral del 28 de junio de 2009, que muestra que la mayor parte de la gente ya no les cree a los Kirchner, estos han "sacado de la galera" el último truco: la ley de Medios, para acallar a la oposición.

En este sentido, el kirchnerismo es consecuente: todo vale para conservar el poder.***