Señor Director:
Luego de la contundente victoria de M. Macri en las elecciones para Jefe de Gobierno, los derrotados intentan dar una explicación fantasiosa del fracaso.
Más allá que nunca reconocen las derrota, ni felicitan a sus vencedores e intentan transformar la estrepitosa caída en un éxito, no conformes, pretenden hacernos creer que el pueblo argentino está votando a los oficialismos ya que en todas las elecciones salvo la de Catamarca, ganaron los oficialistas y con este argumento vaticinan un holgado triunfo de la Presidente en octubre. La otra versión, más coherente y real es que tal cómo sucedió en junio de 2009 y ahora en julio de 2011 las empresas encargadas de realizar las encuestas fallaron ampliamente en sus pronósticos salvo honrosas excepciones. En aquella ocasión a pesar de anunciar lo contrario, ganó F. de Narvaéz y ahora cuando pronosticaban siete puntos de diferencia para M. Macri, este terminó ganando por 19,3 puntos. Ante estos hechos muchos sostienen que las encuestas que proclaman un claro triunfo de la Presidente no son confiables. Hay que recordar que en diciembre de 2010 la diferencia según las encuestadoras era de 30 puntos a favor del oficialismo. Hoy algunos afirman que son 15 los puntos que separan a R. Alfonsín de la actual Presidente.
Una cantidad significativa cree que las diferencias son menores y luego del 14 de agosto se conocerán valores reales y a partir de entonces la oposición podrá ordenarse y mancomunadamente competir por la Presidencia de la Nación con grandes posibilidades, debiendo ofrecer el cumplimiento incondicional de la Constitución Nacional y los principios democráticos. Las encuestas deben ser realizadas en el momento justo a fin de sacar conclusiones acertadas y coherentes. Lo práctica actual provoca confusiones y sorpresas en la mayoría, salvo para unos pocos que conocen y entienden el tema.
Alejandro Olmedo Zumarán.
olmedozumaran@hotmailcom
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